Buscador

Sant Feliu de Codinas - año 1867

Descripción de San Felio de Codinas en la Guía del viajero en Caldes de Mintbui y San Miguel del Fay escrita por Cayetano Cornet y Mas en el año 1867, páginas 82 a 86.
Esta población llamada tambien Sant Feliu del Piñó por los muchos pinos que hay en sus alrededores, se halla situado en la sierra que domina una gran parte del Vallés, cuyas casas esparramadas en lo alto de un pico parecen una manada de cabras que pacen entre los pinos. Esta población, que por otra parte no ofrece ninguna particularidad, consta de unas 400 casas, en general de un solo piso y casi sin cimientos, por estar asentadas sobre rocas. Algunas son bastante capaces, en especial la del señor Deu, que es la mejor y más céntrica del pueblo y sirvió de cuartel y casa fuerte en la guerra de los siete años. La mayor parte de ellas están colocadas en la falda de un monte, formando cuerpo de la población, por donde cruza la carretera de Mollet a Moyá. Las demás se hallan diseminadas sin orden y a grupos por las vertientes de las montañas inmediatas. Muchas tienen un cobertizo, debajo del aucl crian un cerdo pare el consumo: esta costumbre es muy general en todas las familias.
Esta población, puede decirse, que forma una calle iiergular y tortuosa llamada Mayor y dos plazas, una de la Constitución y otra denominada de la Sagrera. El piso en naturalmente incómodo por las puntas que forman las rocas, y donde estas aparecen llanas son pedragosas y resbalarizas, en particular en tiempo de lluvia. En la Sagrera, separada de la parte mayor de la población, por un pintoresco tprrente, hay la iglesia parroquial (San Félix) servida por un cura, un vicario y otros sacerdotes. El templo es de una sola nave con su cúpula, ocupando los ángulos del crucero cuatro grandes estatuas muy barrocas que representan otros tantos doctores de la iglesia. En la parte superioe hay el Apostolado, y en el centro el símbolo del Espíritu Santo.
Hay además un oratorio dedicado a San Clemente con culto público, pero de propiedad particular. Hay tambien un hospital para enfermos pobres fundado por el Pbro. Agustin Santacreu, párroco que fué de esta población quien dejó renta bastante para atender a la curación y asistencia de los enfermos. Está encomendado a las hermanas terciarias del Carmen, a cuyo cargo corre también la enseñanza gratuita de las niñas de la villa. Este edificio grande, sólido y aislado se halla en sitio muy ventilado, en su centro tiene un oratorio dedicado a San Agustín, y en cuya portada se lee el guarismo 1777, que indica probablemente el año de su construcción. Se halla servido por un capellán nombrado por la Administración del establecimiento, el cual está bajo la dirección de una Junta de beneficiencia compuesta de personas respetables.
Tiene esta poblaciós dos o tres cafés, casino, teatro, mesón y carnicería pública. A pesar de su elevada situación nueve fuentes surten a los vecinos de buena agua para beber y demás usos domésticos. Una de ellas nace inmediata al puente, por el que atraviesa el torrente llamado del Tura, que divide la Sagrera del resto de la población, el cual discurre por un ameno y reducido valle lleno de verdor y lozanía. Dos de las citadas fuentes son de curso perenne, y las demás se secan en verano.
Por la forma de los edificios se vé que este pueblo es moderno en su mayor parte, pues antiguamente era muy pequeño, y formaba parte de la baronía de Montbui, de la que se separó en 1799, cuando obtuvo el titulo de villa y se levanto la torre del reloj municipal. Aunque el terreno es montuoso y pedregoso, por ser todo roca viva, se observa no obstante algunos pedazos que la infatigable laboriosidad de sus moradores han hecho productiva, cubriéndola de tierra, que han conducido de otros puntos distintos, y deteniéndola de los aluviones por medio de paredes que ellos mismos construteron, formando huertas, campos de cereales, plantaciones de viñeros y olivares. En la parte alta hay bosques de pinos. Tiene botica, dos o tres médicos-cirujanos, establecimientos de instrucción primaria, y una buena copla de música, que asiste a las fiestas de los pueblos comarcanos. Se ejercen algunas profesiones científicas, todas las artes mecánicas indispensables, hay un gran numero de telares de algodon, y algunos de lana en que se tejen estemeñas y ropas bastas, y tres molinos harineros impulsados por las aguas del torrente. Consta de 2906 habitantes, que se dedican a la agricultura y a la industria. Los vecinos faltos de trabajo se dedican a cojer piñones, para lo cual tienen mucha agilidad y lo ejecutan con un garfio de hierro puesto a la extremidad de un palo, por el que suben y bajan con increible destreza, aunque a pesar de ella ocurren frecuentes desgracias en esta operación. Por la abundancia de piñones que se recojen y el trafico que de ellos se hace, se conoce vulgarmente este pueblo con el nombre de Sant Feliu del piñó. Si en los pinos practicasen la operación que tan generalizada se halla en el vecino imperio de recoger la resina, los vecinos de Sant Feliu de Codinas tendrian una nueva industria que les proporcionaría algun dinero.
De esta villa salen dos coches diarios para Mollet, sin contar los que que hacen el servicio de Caldes a Casellterson y Moyá.
A la parte Sur de Sant Feliu se vé un antiguo edificio con una torre circular en el centro. El edificio se llama la torre de la Villa e inmediata a ella y en el bosque, una capillita dedicada Santisima Virgen a la que concurren los vecinos de Sant Feliu en la Pascua de Resurrección. De esta antigua casa tuvo origen el pueblo de Sant Feliu, como consta en el archivo municipal.

Arxiu Gomar Arbós Vestit 
Se conocen los datos de:
- Joan Giol i Marcet casado con con Maria Dolors Caralt de Vic.
Fue Maestro Real de Instrucción primaria del Ayuntamiento de Sant Feliu de Codinas hasta su renuncia en fecha 10 de enero de 1838 que paso a regentar Rdo. Sor Don Fernando Camprubi.
Tuvieron cinco hijos y una hija nacidos y bautizados en la Iglesia Parroquial de Sant Feliu de Codinas:
  • Jaume Giol i Caralt (N.1828)
  • Francesc Giol i Caralt (N.1830)
  • Maria Giol i Caralt (N.1832) que se caso con Pere Arbós i Serratosa de Sant Hipolit del Voltregá y hereu de Mas Gomar de Collsuspina en la Iglesia de San Fructoso de Balenya siendo Rector su tio Pbro. Dr. Pere Arbós i Massana.
  • Marianna Giol i Caralt  (N. 24 de noviembre de1834)
  • Josep Giol i Caralt (N.1836)
  • Pau Giol i Caralt (N.1837)
Iglesia de Sant Fructuoso de Balanya

Antecedents del cognom Ordeig de Sant Hipòlit


Dates del Arxiu Gomar Arbós Vestit:

  • Josepa Ordeig i Prat de Sant Hipólit casada amb Jaume Arbós, paraire de Sant Hipólit
  • Miquel Arbós i Ordeig casat amb Rosa Massana i Padros i Gomar, pubilla propietaria de Mas Gomar de Collsuspina
  • Jaume Arbós i Massana, hereu de Mas Gomar, casat amb Teresa Serratosa i Ullastre de Sant Hipòlit
  • Pere Arbós i Serratosa, hereu de Mas Gomar, casat amb Ana Giol i Caralt de Sant Feliu de Codinas
  • Sinesio Arbós i Giol, hereu de Mas Gomar, casat amb María Grané i Grané, publilla de Can Vestit de Badalona
  • Francisco Arbós i Grané, hereu de Mas Gomar i de Can Vestit, casat amb Pilar Paredes Vinué. Fallecio en Torre Bastit (Can Vestit) de Badana en 1951.

História de la quadra d´Ordeig desde 975

L´ església de Sant Miquel d´Ordeig és una església al lloc de Masias del Voltregà a l'esquerra de la Riera de Talamanca a un parell de quilòmetres vers ponent de la població de Vintoles d´Oris.
Aquesta església es trobava dins l'antic terme del castell de Voltregà, al lloc d'Ordeig, punt d'intensa població rural. 
Això motivà que l'església tingués funcions parroquials que perdé per esdevenir sufragània de la parròquia de Vinyoles d'Orís. 
La seva dependència passà al monestir de Santa Maria d'Amer, al qual pertangué fins a l'exclaustració. El castell de Voltregà comença a aparèixer en la documentació el 902. 
Les primeres notícies de Sant Miquel d'Ordeig es remunten a l'any 975 i apareix com a «Villa Ordege». 
El 1059, el noble Miró Foguet, que més tard seria senyor del castell de Voltregà, donà l'església de Sant Miquel amb el domini de la quadra d'Ordeig al monestir d'Amer, cessió confirmada el 1077 pel mateix Amer. 
Els monjos del monestir d'Amer feren reedificar l'església que fou consagrada l'any 1104 pel bisbe de Vic, Arnau de Malla. Ja abans de 1154, Sant Miquel tenia funcions de parròquia situació de la qual encara gaudia l'any 1330. 
Segurament perdé aquesta condició a causa de despoblament de la pesta negra del 1348 doncs en la relació feta pel cardenal de Bolonya l'any 1361 ja no apareix entre les parròquies relacionades.
L'any 1618 es construí un portal nou de ponent, se suprimí la porta de migdia i s'alçà un campanar. 
El 1654, els saqueigs de les tropes franceses provocaren una destrucció quasi total del temple i el seu arxiu. Es cremà un retaule gòtic que el 1460 havia pintat el mestre barceloní Jaume Mesqueró. 
El 1724 es féu un altar nou, destruït el 1936. 
El 1978 fou restaurada.
Arquitectura:
Nau rectangular molt llarga, capçada a llevant per un absis semicircular que s'hi obre mitjançant un simple plec i coberta per una volta de canó de perfil apuntat, reforçada per un arc toral situat molt a la vora de l'absis. 
La porta original s'obria a migjorn però fou substituïda per una nova porta de tipus barroc construïda a la façana de ponent l'any 1618 junt amb el campanar d'espadanya de dos ulls. A l'absis hi ha una petita finestra de doble esqueixada que per la cara exterior forma una arquivolta. 
Exteriorment tot l'edifici és arrebossat, sense ornamentació llevat de la porta barroca i un senzill ràfec a l'absis. 
A l'interior l'aparell és de carreuons simplement escairats, disposats en filades uniformes i regulars i agafats amb argamassa. L'estructura de la volta s'adiu als modes de construcció del segle XII, coexistint amb una estructura de murs encara dins la tradició constructiva del segle XI.

Història dels Arbós de Sant Hipòlit de Voltregà


Història dels Arbós de  Sant Hipòlit de Voltregà


Antecedents dels cognoms: Arbós, Ordeig, Prat, Serratosa i Ullastre  en Sant Hipòlit de Voltregà
  • Jaume Arbós paraire de Sant Hipòlit, primer personaje documentat a finals de l´any 1600.
  • Miquel Arbós
  • Jaume Arbós casat amb Josepa Ordeig i Prat de Sant Hipòlit
  • Miquel Arbós i Ordeig casat amb Rosa Massana i Padros i Gomar, pubilla propietaria de Mas Gomar de Collsuspina
  • Jaume Arbós i Massana, hereu de Mas Gomar, casat amb Teresa Serratosa i Ullastre de Sant Hipòlit
  • Pere Arbós i Serratosa, hereu de Mas Gomar, casat amb Anna Giol i Caralt de Sant Feliu de Codina
  • Sinesio Arbós i Giol, hereu de Mas Gomar, casat amb María Grané i Grané, pubilla de Can Vestit de Badalona
  • Francisco Arbós i Grané, hereu de Mas Gomar i de Can Vestit, casat amb Pilar Paredes Vinué. Fallecio en Can Vestit de Badalona en fecha 3 de marzo de 1951.

Datos del Arxiu familiar Gomar Arbós Vestit

Història de Sant Hipòlit de Voltregà

Segles IX, X i XI: els orígens del poble
Les primeres noticies històriques de Sant Hipòlit es remunten als segles IX i X amb la construcció del Castell de Voltregà, els primers documents que el citen són de l’any 902. Les primeres referències a l’església parroquial, que dona origen a la població, daten dels anys 965 i 982.
A l’any 1033 arriba a Osona, per obra del bisbe Oliba, el moviment de Pau i Treva de Déu com a resposta i defensa d’una noblesa cada vegada més forta que, enfront d’un poder comtal cada vegada més dèbil, es dedicava a amenaçar i robar el patrimoni de la pagesia i de l’església. Una de les principals mesures d’aquest moviment és la formació de les Sagreres en el marc de les parròquies, espai sagrat en el qual serà prohibit guerrejar i usurpar bens. D’aquesta manera la Sagrera acaba esdevenint primer un lloc on guardar productes del camp, desprès un autèntic magatzem i finalment un lloc d’habitatge agrupat a l’entorn de l’església on els pagesos construiran les seves cases, formant així un nucli de població on no tenien cabuda les violències nobiliàries. És aquí on cal cercar l’origen del poble de Sant Hipòlit de Voltregà.
 No es disposa de l’acta de consagració de l’església de Sant Hipòlit, però existeix una menció a la Sagrera que data de l’any 1.057 en un document que parla de la venda d’unes cases situades al terme del Castell de Voltregà, a la Parrochia Sancti Hipoliti.
És en aquest marc on es formarà la sagrera i a partir d’ella s’anirà generant l’hàbitat agrupat que formarà el municipi baix medieval de Sant Hipòlit, sempre paral•lel i coexistent amb les masies disseminades arreu del terme del castell que, com la Sagrera, dependent jurisdiccionalment del Castell de Voltregà.
La primera família de senyors feudals de la que es te constància que governen el Castell de Voltregà és la Sal.la, família que ostenta aquest càrrec fins el 1111, moment a partir del qual apareix el llinatge dels Sant Hipòlit. Aquesta família va perdurar fins el 1362, sent substituïda per la dels Oris, amb la qual estaven emparentats. Al terme del Castell de Voltregà, i durant el període que va de finals del segle X a finals del segle XI, es construeixen quatre esglésies romàniques: la de Sant Martí Xic o del Castell, la de Sant Miquel d’Ordeig, la de Santa Cecília de Voltregà i la de Santa Llúcia de Sobremunt, més la que hauria estat la primitiva església dedicada a Sant Hipòlit

 

Segles XIV i XV: La fi del sistema feudal

A principis del segle XIV el sistema feudal entra en una fase de crisi, deguda bàsicament al desequilibri entre unes excessives exaccions feudals sobre la producció pagesa, i una tendència generalitzada a la baixa productivitat agrària, la qual cosa repercuteix a la llarga en una baixa renda del senyor feudal. Amb una producció a la baixa com a conseqüència també de l’estancament de les tècniques que impedien regenerar la terra, i unes apropiacions de l’excedent cada vegada més grans, la part de la collita destinada a la reproducció serà cada vegada més petita fins a arribar a situacions límit. A banda d’això cal afegir les contrarietats climatològiques que van començar a l’any 1333, conegut a les fonts de l’època com “lo mal any primer” que provoquen que la crisi s’aguditzi i que la pesta de 1348 fes tants estralls en una població gairebé famolenca i desprevinguda. Desprès de la fam provocada per les males collites i desprès de la mort que va portar la pesta s’afegeix al segle XIV la guerra provocada pel propi sistema feudal. La pagesia resulta la més perjudicada per aquests “tres flagells de la ira de Déu”: fam, guerra i pesta. S’estima que al terme del Castell de Voltregà hi vivien 711 habitants abans del 1348 i només en quedaven 240 cinc anys més tard. Amb aquest clima de crisi i guerra i patint com mai l’opressió del senyor feudal els pagesos de remença (els que pertanyen a un senyor i que estan adscrits a la terra i que l’única forma que tenen d’alliberar-se’n serà mitjançant el pagament de la “remença”, el preu de la qual era molt elevat ) es llancen a una guerra oberta contra els feudals.
La importància de la revolta al Castell de Voltregà va ser considerable. Tot i que no es disposen de dades concretes sabem que el 1463 els consellers de Vic van demanar un capità a Barcelona per fer front a un atac remença al Castell de Voltregà. No sabem si la petició fou corresposta però el que si sabem és que els remences van acabar destruint totalment el castell. Amb aquesta guerra els pagesos van obtenir algunes millores substancials, almenys pel que fa a la seva condició, i d’aquesta manera van començar un nou camí amb un futur més esperançador.

Segles XV, XVI i XVII: l'esplendor del gremi

El segle XVI és una època de creixement demogràfic accentuat a la primera meitat i moderat a la segona. Tot i no disposar de censos del terme de Voltregà cal tenir en compte que aquest creixement es va donar de forma generalitzada a tota la comarca d’Osona. Aleshores el terme de Sant Hipòlit estava dividit en una zona agrària molt extensa i en un reduït nucli de població dominat pel gremi de paraires i teixidors. Durant aquest període el gremi assoleix l’època de plenitud i el domini de l’oligarquia gremial sobre el comú esdevé complet. El gremi de paraires tenia una organització fortament proteccionista: tenia un sobreposat, que actuava de cap, i un veedors que feien les funcions d’inspectors de la qualitat dels teixits, de la producció, de les carregues, de la mida de les peces i en conjunt de totes les obligacions dels paraires. Tota l’estructura del gremi descansava en els mestres i els oficials, que anualment elegien el sobreposat. Els aprenents representaven l’estrat més baix i no podien intervenir en els afers interns del gremi. Des dels mateixos orígens del gremi trobem la Confraria, associació a la qual pertanyien els mateixos agremiats. Mentre el gremi era una organització de caràcter marcadament econòmic, la Confraria es caracteritzava per les funcions de caire social i religiós. Com que la institució gremial era la més forta de la vila, la seva burocràcia controlava tot el poder municipal. Les friccions i tensions amb els grans propietaris agrícoles del terme, que se sentien constantment apartats de les decisions municipals, seran una bona mostra de la força i la prepotència de l’oligarquia gremial. Aquestes tensions van esclatar en les disputes, llargues i tedioses, que hi van haver durant la construcció del nou temple parroquial a finals del segle XVIII, i que van portar a la ruptura i segregació municipal de 1794.
El comerç creixent bàsicament generat i propiciat pel gremi va proporcionar un augment demogràfic i una rapida recuperació econòmica. A aquesta recuperació també hi va ajudar la major llibertat que oferien els contractes agrícoles des que la Sentencia arbitral de Guadalupe (1486) havia eliminat la remença. Com a complement a l’explotació agrària, l’engreix de bestiar, porcs i ovelles, va ser un element important, encara que subsidiari per poder preservar la recuperació econòmica.

El segle XVIII: La guerra de successió

L’any 1700 s’extingeix la dinastia dels Àustries amb la mort de Carles II, i Felip d’Anjou passa a ocupar el tro espanyol. La comarca d’Osona es distingirà pel seu recolzament al pretendent austríac, l’arxiduc Carles i per l’aferrissada lluita contra el rei francès. Així la comarca, dirigida per Vic, va organitzar nodrides forces per lluitar contra els francesos. Sant Hipòlit va enviar un fort contingent de la milícia gremial per lluitar contra els botiflers, mentre altres poblacions com Manlleu o Centelles es van mantenir fidels a les aspiracions felipistes. Desprès del pacte de Gènova i d’un desenvolupament que anava canviant de signe, finalment es va acabar la guerra a favor de les tropes de Felip V.
Sant Hipòlit havia mantingut en peu, durant tot el període de la guerra, una milícia gremial que havia pagat un comú controlat per l’associació gremial. La vila va ser destruïda per les tropes felipistes, saquejada i cremada en bona part. Les condicions de pau van ser dures: abolició dels privilegis catalans i instauració d’un nou regim administratiu centrat en els mandats dels decrets de Nova Planta (1716). D’aquesta manera el comú de la vila de Sant Hipòlit, controlat tradicionalment pels prohoms gremials, passa durant el primer terç del segle XVIII tot un procés de canvis i adaptació. Malgrat tot, el gremi continua controlant de forma real tots els serveis de primera necessitat.

 

El segle XVIII: la crisi del gremi de paraires

A partir del 1760 les estructures gremials comencen a apreciar una tendència progressiva dels dirigents cap a les inversions en censals i les activitats de menor risc, mentre augmentaven cada vegada més les operacions de préstec usurer i especulatiu. Un tipus de préstec que es canalitzava a traves d’entitats de caràcter benèfic o assistencial lligades a l’aparell gremial. Aleshores el prohom i sobreposat del gremi de Voltregà, Josep Ordeig, havia mantingut ja agres discussions amb el gremi de Vic i amb antics treballadors de la població que practicaven activitats en d’altres indrets que escapaven del control gremial. Tot i això la producció dels paraires voltreganesos era encara molt important, tan que era molt superior a la del gremi de Vic. Era un dels gremis més importants de la comarca amb 44 paraires. Dels 60 telers existents, 17 no treballaven perquè havia baixat el consum de roba. Durant l’últim quart del segle XVIII s’observa una significativa conjuntura de crisi, que incrementava les diferencies entre la fèrria i caduca oligarquia gremial i la relativa prosperitat de les explotacions agràries de la parròquia. El gremi es veia limitat progressivament en l’ús de les seves prerrogatives i arraconat pel nou sistema de produir. Amb poc menys d’un any dels 44 paraires en quedaven només 8 que dedicaven més atenció a les rendes que a la producció, ja conquerida pels productes lliures de control. La crisi del gremi es veuria agreujada pels desgavells de la guerra gran de 1793. A Sant Hipòlit, com la majoria de poblacions de la comarca, es van començar a moure els sometents i van reaparèixer les milícies gremials per la proximitat relativa de les tropes franceses. El pas dels efectius de l’exèrcit peninsular, que marxava a la frontera, va provocar importants torbacions a la població civil, especialment els que havien d’hostatjar. El conflicte es va allargar fins que es signa la Pau de Basilea (1795), però les coses ja no podien ser com abans: tot l’aparell gremial de l’antic regim estava ja ferit i ho estaria de mort quan arribes la segona confrontació amb la França revolucionaria.

 

El segle XVIII: la segregació de Santa Cecília i Les Masies

La construcció del nou temple parroquial va accentuar les diferencies i les divergències entre els terratinents que anaven transformant les seves explotacions i els prohoms gremials que pretenien mantenir inalterada la situació que havia fet fortuna durant tota l’etapa moderna. Les diferencies van ser aquesta vegada tan insalvables que l’Ajuntament de Sant Hipòlit va fer una demanada al Sant Pare per tal d’obtenir els llocs de precedència en contra dels terratinents. Una Butlla Papal que acceptava els condicionaments dels prohoms de la Vila va portar a la ruptura definitiva entre uns i altres. A partir d’aquí els propietaris van iniciar un contenciós davant la Reial Audiència del Principat de Catalunya l’any 1789, que va començar a obtenir resultats positius per les seves aspiracions quan a l’any 1796 es va notificar al bisbe de Vic que “Josep Serratosa y Consortes labradores de la Parroquia de la Villa de Sant Hipólito de Voltrega” han guanyat el plet iniciat. D’aquesta manera la Reial Audiència “manda que por ahora y en el tiempo limitado de cinco años dicha Real Audiencia forme en el lugar de Viñolas Y Masias de San Hipólito, Ayuntamiento, Baile y demas Oficios de Justicia separados, e independientes absolutamente de la citada Villa de San Hipólito”. El gremi de paraires no va fer massa cas a la segregació pensant que no passaria de ser temporal però l’audiència territorial confirmava l’any 1802 la segregació municipal, que quedava definitiva.

 

XIX i XX: La Industrialització

A mitjans del 1800 la industrialització, el sector tèxtil i el canal industrial del Ter, encara no estan en plena expansió però ja comencen a ser un fet rellevant en l’estructura econòmica del voltreganès. Mentre la població de Santa Cecília esta dedicada de forma gairebé exclusiva a l’agricultura i la de Les Masies es continua dedicant majoritàriament a l’agricultura, malgrat que les úniques industries del Voltreganès estan ubicades al seu terme municipal, la població de Sant Hipòlit, amb el pes de l’antiga activitat gremial tèxtil, nodreix les industries del canal del Ter. L’augment de la capacitat de consum peninsular va permetre a la industria tèxtil un augment important en la seva producció i una intensificació del progrés de la tècnica que es fa visible entre 1860 i 1890. A l’any 1872 es construeix als terrenys del marquès de Palmerola una fabrica que aprofita un salt d’aigua de notable potencia al canal industrial del Ter. Aquesta industria, amb la raó social de “Sucesores de Fortián Moreta”, que desenvolupava una activitat de filats va donar feina a la major part de la població activa de Sant Hipòlit durant tres dècades. En paral•lel i per iniciativa dels industrials de Manlleu i de les Masies de Sant Hipòlit es construeix el Pont de la Gleva que comunicarà les dues zones industrials del Ter. 
D’aquesta manera el grup fabril “Gallifa, Rierola i Cia.” Es comunicava de forma més eficaç amb l’estació de Manlleu d’on rebia bona part de les primeres matèries. A Sant Hipòlit, la vella oligarquia continuava regint els destins d’una població que s’ocupava de forma gairebé exclusiva a la industria. Els vells cacics i el clergat eren encara les úniques fonts de poder municipal i real. Aleshores les industries de filats i teixits són les més importants al voltreganès i a la comarca d’Osona. La metal•lúrgia incipient queda obligada a dependre de les comandes de la industria tèxtil. Les escasses instal•lacions metal•lúrgiques de Sant Hipòlit treballen integrament per a les industries tèxtils del Ter. Només el nucli fabril de “La Farga Lacambra”, fundició de coure situada a l’antic nucli de Sant Miquel d’Ordeig a Les Masies de Voltregà, mantindrà un creixement continuat durant aquest període. A finals del 1800 la crisi del tèxtil amb una industria catalana sorpresa per altres mercats que produeixen amb menys cost i més eficiència i amb una producció que finalment no troba mercat rendible acaba arribant al canal industrial del Ter. La fabrica “Sucesores de Fortían Moreta” fa fallida l’any 1899. Se’n fa càrrec la banca de Miquel Trías de Vic, però tot i això la fabrica del “Poble sec” tornarà a fer una nova i definitiva fallida. El 1906 tanca temporalment la fabrica Rovira i s’aplica un regim de jornada reduïda a les fabriques de Gallifa i la de “Can Pahisa” adquirida definitivament per la banca “Riva i Garcia”. El Voltreganès i tota la comarca viu un estat industrial letàrgic durant el període anterior a la gran guerra europea de 1914 a 1918. La majoria de les fabriques s’adhereixen a la “Mútua de Fabricantes de Tejidos Reguladora del Mercado y Exportación”. D’aquesta manera bona part de les indústries de la zona del Ter estan controlades des de Barcelona, perdent així el caràcter comarcal i quedant a expenses de l’evolució general de la industria catalana. Més tard, amb la post-guerra, la pèrdua de mercats torna a portar a la crisi, aquesta vegada més agreujada, amb més atur i generant més misèria a les classes populars, especialment la dels obrers tèxtils. A Vic intenten crear una nova industria domestica a l’estil gremial, moguda ara per energia elèctrica, però resulta un fracàs estrepitós. D’aquesta manera la conca del ter continua com a únic nucli industrial important de la comarca fins als anys trenta.

1875-1923: La restauració i l'epidemia de còlera

El pronunciamiento del general Martínez Campos a Sagunt el 1874 significa la fi del sistema del govern república i la tornada de la monarquia en la figura d’Alfons XIII. El nou regim, que anomenem restauració, basa la seva actuació política en el conservadorisme vuitcentista i en una practica constant del frau electoral per part dels cacics locals. D’aquesta manera desapareixen les facultats especifiques de les corporacions per donar pas a una ficció electoral que estava a mans dels cacics locals. Els pocs recursos i la manca absoluta de poder fa que durant aquesta època l’Ajuntament de Sant Hipòlit no pugui resoldre els problemes més importants que arrossegava des de feia temps: portar aigua potable a la totalitat de la població, la modernització dels serveis basics i redreçar una política proteccionista per als consums que afavoria cada vegada més l’especulació. Aquests problemes però deixaran pas al més greu: la mortaldat epidèmica. Sant Hipòlit serà una de les poblacions de la comarca més afectada per l’epidèmia de còlera entre 1885 i 1886. La major irrupció del que s’anomenava “colera nostros, colera morbo, colera infantil i colera asiatic” es produeix entre el 20 d’agost i el 4 d’octubre de 1885 amb 92 defuncions.
Les deficiències higiènico-sanitàries s’agreujaven en una població com Sant Hipòlit que no comptava amb serveis assistencials de cap tipus. L’hospital podia acollir sis malalts i no tenien cap preparació especifica igual que l’hospital de Vic que es trobava aleshores en condicions infrahumanes, sense cap sala que pogués acollir els malalts infecciosos. La ineficiència del sistema era total i el ciutadà s’havia de resignar a sofrir els efectes epidèmics sense ajuts.

 

1923-1931: La dictadura de Primo de Rivera

El 13 de setembre de 1923 el capità general de Barcelona, Miguel Primo de Rivera, es subleva contra l’ordre establert per la restauració i donà un cop d’estat. Historia 6A Sant Hipòlit les primeres reaccions al cop d’estat es tradueixen en durs enfrontaments anticlericals, vagues i accions de pistolerisme patronal. De seguida però els enfrontaments són frenats i torna a primera línia del poder local bona part dels vells dinàstics. El 2 d’octubre es constituïa el nou ajuntament de la dictadura a Sant Hipòlit, en un acte presidit pel suboficial de la Guàrdia Civil de Manlleu. A Sant Hipòlit, la gestió dels consistoris, presidits per diferents alcaldes, durant la dictadura de Primo de Rivera va ser més aviat pobra. Més interessats en polèmiques locals estèrils van deixar passar importants oportunitat de modernització de la població. D’aquesta època en destaquen només algunes construccions al casc antic, noves ordenances d’edificació, urbanització de la plaça de l’església i , en resum les mesures propagandístiques de la “Unión Patriótica”, el partit únic primoriverrista.

1931-1936: Els primers consistoris republicans

Amb l’abandó del general Primo de Rivera, el regim polític de la restauració s’acostava a la seva fi. Amb el trencament del sistema equilibrat de partits instaurat per Cánovas sobre un constant frau electoral, el regim d’Alfons XIII no tenia cap possibilitat de subsistir. La crisi financera que havia provocat el crac borsari del 29 generava violentes contradiccions en un sistema tradicionalment desequilibrat com ho era l’espanyol. Enmig d’aquest panorama apareix de nou l’atur, una figura que els obres tèxtils del Ter ja havien patit dècades enrere. El govern de l’estat, encapçalat pel general Berenguer, es proposava tornar a la legalitat constitucional de forma progressiva. Aquest extrem es va materialitzar amb les eleccions municipals del 1931. A l’abril d’aquell any van ressorgir totes les forces que el regim alfonsí havia soterrat. Les forces opositores de la comarca obtingueren majoria absoluta a tots els ajuntament importants. A Sant Hipòlit l’ajuntament es constituí com un nucli catalanista republicà. Quan la ràdio de Barcelona va donar la noticia de la proclamació de la república catalana i l’aplastant victòria electoral, a Sant Hipòlit la gent va sortir al carrer, es van cantar “la marsellesa” i “l’himne de Riego” i de les golfes de l’ajuntament van treure dos busts que representaven la república i que havien estat arraconats des de la I república. Durant aquest període i fins a l’inici de la guerra civil els nous consistoris van canviar radicalment i significativament la gestió municipal. Es va passar d’una parsimònia oficial i una clara immobilitat, a intentar buscar la màxima eficàcia. Durant aquesta època es van iniciar diverses obres publiques, es van sanejar les arques municipals i es van municipalitzar alguns serveis.

1936-1939: La guerra civil

El juliol de 1936 un grup de militars s’aixeca contra el govern legítimament constituït i ocupen les places militars de Melilla, Ceuta i Tetuan. A Barcelona el primer intent de les forces sublevades de controlar el centre de la ciutat fracassa. A les casernes els soldats s’amotinen, afusellen oficials i distribueixen armes als obrers. L’aviació republicana comença l’atac en bombardeig. Arriben a la ciutat comtal escamots d’esquerra de tot el país (una desena d’aquests de Sant Hipòlit). A partir d’aquí progressivament comença pròpiament la guerra civil: d’una banda les tropes del general Franco avancen des del sud de la península i ocupen totes les ciutats per on passen i de l’altre el “comite de milicies Antifeixistes” encapçalat per la CNT-FAI comença una campanya contra els que consideren enemics de la república. Dos anys més tard cau el front de l’Ebre que significa, a curt termini, l’enfonsament dels fronts militars de Catalunya. A Sant Hipòlit les tropes franquistes van entrar el 4 de febrero de 1939. Aquell mateix dia eren ocupats també Manlleu i Girona. No es va volar el pont de la Noguereta, que estava minat esperant el pas de les tropes franquistes. Aquella tarda tothom s’havia tancat a les cases. Una gran explosió va commocionar la població: havien volat els dipòsits de gasolina que estaven a Gallifa. Un comitè de ciutadans d’ordre rebia les tropes cridant “La nostra bandera” i saludant a la feixista. Els moros entraven a la vila per diversos sectors, especialment per la carretera de la Gleva. Una secció de la Falange va entrar més tard pel Puig. Els soldats regulars van quedar estacionats als horts de l’actual carrer Batlle Serrallonga, mentre la secció de Falange prenia possessió de l’ajuntament. El comandant polític, que actuava de comandament militar, tinent Joaquin Peñalara Méndez, constituí els poders politics locals feixistes, desprès d’informar-se àmpliament de les persones no addictes i rebre les denuncies d’una part de la població contra l’altra. Es va convocar tothom a una missa de campanya a la Plaça Major i a uns actes religiosos a la del Fossar. La gent de l’esquerra va ser convocada per netejar l’església que fins aleshores havia servit de taller. Van continuar desprès els registres per les cases i la incautació dels bens de les societats republicanes. Ben aviat va començar la militarització de la població, la disciplina del nou sistema, els interrogatoris als sospitosos, actes humiliants i vexatoris als vençuts, recollida de diners republicans, el racionament, les ordres de subministrament i , de forma paral•lela la misèria i el mercat negre.

Extret del llibre “Sant Hipòlit de Voltregà dins la historia” de Joan Serrallonga, Ramon Espadaler i Assumpta Vila, Eumo editorial, 1986.